08/06/2023
El Centro Integral Indígena Wawa Wasi funciona en el Barrio Hipódromo desde hace 15 años, específicamente una residencia ubicada entre la calle 37 entre 118 y 119 de La Plata. Ahí, además de cuidar a niñas y niños de diferentes edades, se enseña todo lo relacionado a la cultura Tahuantinsuyo y otras; protegiendo y expandiendo el conocimiento de culturas americanas ancestrales.
La labor que lleva adelante este espacio, es visibilizar y expandir el conocimiento ancestral, a hijos descendientes de estas comunidades. Para que su cultura siga existiendo y manteniéndose vigente, en estos tiempos que corren. Asimismo, los niños que asisten a este espacio, se encuentran en un lugar de integración y reconexión con las sabidurías de sus antepasados. Desligandose de la rutina continúa de los conocimientos de las escuelas y las tecnologías.
El Centro tiene como uno de sus objetivos formar a niños y niñas y combatir a la discriminación incluyéndolos en actividades donde participan todos por igual. Antes de convertirse en guardería, el espacio físico era un establo para caballos, como muchos más en el barrio Hipódromo.
En este lugar, además de funcionar como guardería gratuita, se enseña a niños y niñas la lengua, la música y todo lo relacionado con culturas ancestrales americanas. En sus primeros años solo se cuidaban y enseñaban a niños y niñas de comunidades indígenas, pero paulatinamente se sumaron niños peruanos, argentinos y bolivianos.
María Ochoa Torres es quien está a la cabeza de este proyecto, tiene 71 años, nació en el sur de Cuzco en Perú y hace 34 años que vive en Argentina; además es la principal referente de la cultura Tahuantisuyo en La Plata, y ha acompañado al Centro a lo largo de los años para que se contemple la necesidad de los niños y que tengan igualdad de oportunidades.
Wawa Wasi junto con todas las labores que realiza es parte de la protección social y lucha contra la pobreza. Con un apoyo justo, organización y buena conducción, podría ser incluso ejemplo de una solución para los problemas de inclusión educativa y discriminación. Además pretende ser un proyecto que se traduzca en niños más preparados para los retos de la vida futura de los mismos.
Ella es Mamá Tapia de la comunidad Marca Wasi, también fundadora del Centro Cultural Integral Indígena Warmi Kuna Manta Atipaq Songo Kuna (Mujeres de corazones valientes) y directora del Centro Integral de indígena Wawa Wasí. Tengo muchos cargos porque a la vez soy presidenta del Consejo de Comunidades Indígenas regional La Plata, Beriso y Ensenada, así que nosotros venimos realizando una labor en nuestra gran misión en este caminar, de nuestros antepasados que es el volver como decimos no venimos nosotros volvemos a caminar por el camino de ellos, expresó a Diario Latina, María Ochoa.
Queremos visibilizar la presencia nuestra, acompañado de la gran Madre Tierra Pachamama, Taita Inti, y la energía cósmica del Pachakuti, que son elementos vitales para nosotros, quienes estamos en un cambio distinto dentro de la formación de comunidades, manifestó.
En base a estos conocimientos, esta mamá Kuna (mujer que enseña), ha formado desde que migro desde Puno, Perú a La Plata, un espacio amplio para su comunidad, donde puede formar a los niños desencinte de estas comunidades y re vincularlos con sus culturas ancestrales.
Si bien contempla la Constitución Argentina en el artículo 75 inciso el 17, que reconoce la preexistencia de nuestra cultura, pero lo que reconoce es un papel escrito, porque no existe un Ministerio de Salud que contemple la sanación nuestra, al igual que el Ministerio de Educación, no se contempla la educación ancestral e incluso no existe un ministerio de Desarrollo, que permita el desarrollo de nuestras comunidades, manifestó.
Por otro lado argumentó que, en base a su cultura, en su espacio se brinda la enseñanza ancestral, entonces frente a todo eso un grupo de mujeres coyas, decidieron formar un espacio en el cual nuestros niños puedan hablar su lengua madre. Logramos hacer con el esfuerzo de nuestras mujeres, un espacio que podamos enseñar lo que es la identidad, lo que es la cerámica, porque nosotros somos artesanos milenarios y un arte tan bello que se pueda rescatar en nuestros adolescentes y niños hombres mujeres, manifestó con una sonrisa.
Dentro de este espacio, los niños aprenden temas cotidianos de sus culturas, las danzas autóctonas y sus significados, la horticultura, las comidas típicas, la convivencia, el compartir y el respeto mutuo. Estos son los valores que rescata Wawa Wasi, un espacio que comenzó con tres hermanitos y que hoy alberga a niños y niñas de diversas edades y familias.
Se ha venido realizando este espacio único, que en realidad tendríamos que tener muchos para fortalecer cada día, porque somos nativos de este y aun así hay una civilización invisibilizada, expresó María y añadió: Traemos mucho de Europa, traemos mucho de Asia y lo que tenemos acá no se le dan los valores que corresponden, por muchos intereses que en realidad estamos en una época en que tenemos que convivir todos y ayudarnos entre todos.
María, nació en Pachacámac la zona que hoy día se conoce como Lima, Perú, aunque pos sus enseñanzas trasmitidas por sus abuelos y padres, de ascendencia Coya. Soy andina y tengo el rostro andino, nací en Lima, pero mi genética viene del coyasuyo, explicó con orgullo.
Por otro lado, explicó que el espacio se rige por varias normas ante de aceptar a un nuevo miembro. Primero nosotros hacemos una entrevista con el niño y con el padre, les explicamos quiénes somos, qué hacemos y si están de acuerdo con el sistema de alimentación, con la enseñanza que se le va a dar al niño, entonces él se integra, manifestó. Asimismo, han logrado trasmitir estas enseñanzas por 15 años y han logrado formar a decenas de niños que hay vuelto acceder a los conocimientos ancestrales.
Ellos aprenden esa convivencia distinta, de diferentes hermanos, porque ahí nosotros enseñamos que somos hermanos y aman a la Pachamama, aprenden a amar Taita Inti (el sol), a la Mamá Yaku(la madre de las aguas), al Tata Guayra que es el viento y además ellos participan de la ceremonias, les gusta, se sienten muy complementados y también con el compartir, subrayó.
Cabe señalar que este espacio se sostiene gracias a donaciones y las familias que lo apoyan. Desde los preparativos de alimentos hasta las enseñanzas que comparte. Puesto que, tal como señalar María, los niños aprenden tanto de su historia, que incluso les enseñan a sus padres, manteniendo ese aprendizaje vivo y trasmitiéndose a través del amor.
Es así que esta mujer, que lleva ya 34 años viviendo en la ciudad platense, ha construido un espacio único en su tipo. Queremos que se les brinde a nuestros niños y a nuestras mujeres, el respeto que nos merecemos por nuestra cultura ancestral para así, nosotros también tener una convivencia sana armoniosa. Con una identidad digna de vivir y que sean ellos, nuestros niños, los que sean felices y con el derecho de igualdad de respeto, concluyó.
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